Nació el amor, pero tuve que matarlo.
(Canción que nunca terminaré de componer).
No quise que se notara mi temor aquella tarde...
Tan sólo que se alejara y que dejara de hablarme.
No porque me molestara, sino porque soy un cobarde,
pues ni pude ver su cara sin temor a enamorarme.
El tiempo bala ralentiza mi duelo.
Ante mí, la brisa juega con su pelo.
Ella deja su alma y su sonrisa al vuelo,
mientras el viento la acaricia por mí, ya que yo no puedo.
O no debo. Y debo aceptarlo aunque me duela.
Es insensato perderse en una quimera;
en una ilusión, una vida paralela
que inventé con su retrato
cuando le vi por vez primera.
Ahora la imaginación se convierte en un castigo,
no quiero que mi cabeza de más vueltas;
no quiero pensar en lo que pudo haber sido,
tal vez en este universo es donde estuvimos más cerca.
Tal vez en otro mundo, ella fue silencio y yo fui ruido;
ella fue recuerdo y yo fui olvido.
Por ello me siento agradecido
de que al menos en esta estancia pudimos ser amigos.
(Canción que nunca terminaré de componer).
No quise que se notara mi temor aquella tarde...
Tan sólo que se alejara y que dejara de hablarme.
No porque me molestara, sino porque soy un cobarde,
pues ni pude ver su cara sin temor a enamorarme.
El tiempo bala ralentiza mi duelo.
Ante mí, la brisa juega con su pelo.
Ella deja su alma y su sonrisa al vuelo,
mientras el viento la acaricia por mí, ya que yo no puedo.
O no debo. Y debo aceptarlo aunque me duela.
Es insensato perderse en una quimera;
en una ilusión, una vida paralela
que inventé con su retrato
cuando le vi por vez primera.
Ahora la imaginación se convierte en un castigo,
no quiero que mi cabeza de más vueltas;
no quiero pensar en lo que pudo haber sido,
tal vez en este universo es donde estuvimos más cerca.
Tal vez en otro mundo, ella fue silencio y yo fui ruido;
ella fue recuerdo y yo fui olvido.
Por ello me siento agradecido
de que al menos en esta estancia pudimos ser amigos.